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Runaway nace de una idea poderosa: contar una historia que resuene con lo más profundo de nuestro ser como individuos, como mexicanos y, sobre todo, como soñadores. Desde que nacemos, cada uno de nosotros lleva consigo un sueño, una razón que nos impulsa a levantarnos cada día y enfrentar el mundo con determinación.
Al mismo tiempo, nacemos con un propósito, con talentos únicos que nos distinguen de los demás. Sin embargo, este potencial no alcanza su máximo esplendor hasta que comprendemos que, así como poseemos fortalezas que nos hacen brillar, también existen cualidades en nuestro prójimo que complementan nuestras carencias y nos permiten crecer juntos.
Runaway representa ese momento decisivo en el que dejamos atrás la zona de confort para perseguir aquello que realmente nos apasiona, aquello que nos mueve y le da sentido a nuestros días. Es una invitación a desafiar lo ordinario, a escapar de lo predecible y abrazar lo extraordinario.
Pero Runaway no es solo una marca de ropa; es una declaración de rebeldía ante lo convencional. Es un símbolo de unidad, donde cada persona que forma parte de este viaje —desde quienes crean, producen y llevan nuestros diseños, hasta quienes creen en nuestra visión— se convierte en una pieza clave para que este nombre siga resonando y dejando huella.
Runaway no es moda, es un movimiento. Es la voz de quienes se atreven a destacar, de quienes comprenden que juntos podemos ser más fuertes, más audaces y, sobre todo, más auténticos.
Aquí, cada uno de nosotros es parte de esta historia. Porque Runaway no se trata solo de escapar, sino de encontrar aquello que realmente nos define.